Ser
Dominico, es ponerse en camino, es decir, en salida. Es enfrentar
el día a día de la vida cotidiana; es ser auténticos, en la verdad y en la
creatividad, todo ello marcado por el silencio interior profundo de la oración.
Ser
Dominico, es ser Predicador, Guía, Pedagogo en el camino de una
sociedad, en donde las personas corren el riesgo de perder su propia identidad
y quedar aturdidas ante múltiples voces, que pretenden apocar la vos del
Pastor.
Ser
Dominico, es ser Hombres y Mujeres que quieren enseñar a vivir;
que quieren ayudar a que las personas descubran en el día a día cual es la
manera más humana de existir.
Ser
Dominico, significa ser testimonio Profético, porque nuestra forma
de vivir tiene que denunciar como lo hacen todos los profetas, aquello que va
en contra de la vida, la familia y la dignidad Humana.
Ser
Dominico, es comprometerse a manifestar al mundo desde la
cotidianidad de la vida, que otro mundo es posible porque sí que hay una
alternativa.
Ser
Dominico, es encarnar la Verdad, es manifestar que es posible un
mundo de amor y justicia, de paz y felicidad; en donde impere la bondad, la
libertad para hacer el bien, el amor a los últimos y el perdón que hace visible
y creíble al Creador.
Ser
Dominico, es una forma de vida en donde se busca la santidad, como
un camino para andar y llegar a una meta, que gusta y disfruta una vida que nos
lleva a la felicidad verdadera: Dios Trino.
Ser
Dominico, es ser Hijos e Hijas de santo Domingo. Hombres y Mujeres
que nos atrevemos a vivir algo de la bondad, la libertad, la compasión, la
alegría que nuestro Padre introdujo en la Orden de Predicadores.
Ser
Dominico, es hacer más creíble a un Dios Comunidad de Amor, que es
Verdad estudiada, misericordia vivida y contemplada, que es el fundamento de
nuestra Esperanza.
¡Feliz Día de Nuestro
Padre Santo Domingo!