Relataré la magnífica
experiencia de mi discernimiento vocacional y como Dios me preparó, para tomar
la decisión de ingresar a la Orden Dominicana.
Con mucho anhelo y
entusiasmo, inicié el proceso de discernimiento vocacional, pues tenía la
convicción de que ahí, encontraría las herramientas adecuadas para vislumbrar
la inquietud vocacional, que Jesucristo puso en mi corazón, hacia el sacerdocio
como Fraile. A partir de ese momento descubrí y aprendí mucho del camino que
Jesús quería para mí, pues me habló desde el corazón, comprendí que era un camino lleno de amor, pureza y
sacrificio y a la vez me di cuenta, de que dicho camino solo era posible con la
ayuda y fuerza que Dios iba concediendo con el paso del tiempo, pues somos
débiles y nuestras fuerzas no son suficientes.
Con angustia de pensar
en dejar mi amada familia y el dejar el sueño de ser un profesional, dejar la
posibilidad de tener una pareja, remé mar adentro y lancé mis redes con Jesús,
pues ahora sé que él está conmigo y no quiere que yo tema. El abandonarme en su
voluntad fue difícil, ya que desprenderse de los sueños y cosas que humanamente
amamos en ocasiones nos apegan a cosas temporales, quitando libertad para decir
al Señor ‘aquí estoy señor, quiero hacer
tu voluntad’. ¿Qué te puede salir mal, si pones de primero al Señor en tus
proyectos? No sé tú, pero yo sé que tu vida transcurrirá y reposará en paz y
felicidad. Pues Dios nos ha dado un corazón insaciable, para que solo su amor y
gracia lo llene, entonces que su gracia nos baste.
Que bello saber que
somos hombres de la gracia de Dios, pues nos da la certeza de que él nos
capacita en el porvenir, así que ánimo- hazlo tú también- la ganancia es
inmensa y la pérdida insignificante, cuantas bendiciones nos esperan.
Hoy me siento muy
animado, y con muchas ganas de seguir, tengo muy presente de que la santa
perseverancia la voy a necesitar muchísimo, y que mis ojos deben poner la
mirada fija en Cristo, para encontrarme con él, ya que vendrán pruebas,
sufrimientos y tribulaciones, en los que queremos dejar todo atrás y desistir,
pero es importante atravesar esos momentos, así maduramos en fe y después viene
la bendición que el Padre nos regala. Muy consciente debo buscar tenazmente la
santidad, para santificar, a los que
Dios pone en mi camino.
¡Y SI EN TU CORAZÓN
SIENTES QUE HACES LO CORRECTO, NAVEGA NUEVOS MARES CON CRISTO¡
¡NO VALE LA PENA, VALE
LA VIDA, CRISTO te ama y te llama!