MI VOCACIÓN ES LA IMPORTANCIA DE LA PREDICACIÓN POR MEDIO DE LA ORACIÓN.




Quiero compartir con ustedes mis amigos, lo importante que es para mí la vocación, la oración y la predicación como encuentro que te lleva a interiorizar la vida y a transformarla de una forma radical. Eso es el milagro de la predicación, ese es el milagro de la oración, ese también es el milagro de la vocación que te lleva a tener los oídos atentos a la escucha de la palabra Dios, para percibir lo que él quiere para nuestras vidas.

Después de haber en renglones anteriores explicado la relación de oración, predicación y vocación, es tiempo entonces de contarte el por qué elegí esto como opción de vida. Sin embargo aclaro que este descubrimiento que yo he ido haciendo de mi vocación religiosa no es de ahora, ni de un momento concreto. Tampoco he recibido un fax desde el cielo indicándome un proyecto de vida, ni siquiera se me ha aparecido ningún ángel entre las rocas, ni en un sueño. Mi proceso vocacional tengo que encuadrarlo dentro de mi propia vida, dentro de los acontecimientos buenos y malos por los que he tenido que pasar.

Yo destacaría el estar atento y dócil a todos esos momentos, el disfrutar y darle importancia a las experiencias pastorales con los grupos juveniles, a las convivencias, a la relación fraterna y catequética con los Dominicos y Diocesanos, basadas principalmente en encuentros de oración. Todo esto acompañado además de aspectos dentro de la vida familiar y escolar que he llevado a lo largo de los últimos años, y es en estos últimos años donde yo he puesto el mayor empeño por ir descubriendo cuál es el plan de Dios en mi vida, sin convertirse en una obsesión diaria, pero sin descuidar el por qué o hacia dónde de mi futuro.

Muchas veces me imaginaba en diferentes situaciones de cara al futuro y el compromiso religioso me atraía bastante en cuanto a esos temas de “acción”, de ayudar a los demás, de entregarme, no por mí, ni por mis beneficios sino por ese mensaje que Jesús nos dejó, el Evangelio, que se revive en cada momento de nuestra vida.

Descubrir que Jesús me llamaba a través de mis amigos, de mis profesores, de mis padres y a través de sucesos me permitió estar atento a esa llamada, escuchando la palabra de Dios y viendo el ejemplo de otras personas. Estas han sido las motivaciones o elementos básicos por los cuales yo ahora me encuentro realizando un discernimiento en la vida religiosa, como lo es en el noviciado. También me ha atraído hasta aquí, ese deseo de aventura, esa curiosidad, que como joven que soy muestra esta opción de vida.

¿Cómo me siento? Ahora mismo soy feliz donde estoy. Doy gracias a Dios por haberme puesto en su camino de una manera radical, atrayéndome cada vez más. Pero también estoy impaciente, discerniendo más mi vocación, intentando conocerme y conocer más a Jesús por medio del carisma de Santo Domingo de Guzmán, ese amigo que me tira de las orejas y me abraza cuando lo necesito.

HEY JÓVEN ... Y TÚ ¿QUÉ PIENSAS?