sábado, 19 de mayo de 2012


Hola Amig@s: Los evangelistas describen con diferentes lenguajes la misión que Jesús confía a sus seguidores. Según Mateo, han de “hacer discípulos” que aprendan a vivir como él les ha enseñado. Según Lucas, han de ser “testigos” de lo que han vivido junto a él. Marcos lo resume todo diciendo que han de “proclamar el Evangelio a toda la creación”.

El mandato de Jesús es para todos: “proclamar el Evangelio a toda la creación” de que Jesús está vivo, ha resucitado. Anunciad que Dios nos ama. Que estamos redimidos, que estamos salvados”; una buena noticia que hace falta que la conozcan todos, y todos la acepten.

La tarea es ardua y urgente; pero Jesús ha prometido su ayuda: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin”. Esa es la gran esperanza y la gran confianza: no estamos solos.

La Iglesia ha comenzado; el Reino de Dios ha comenzado con Jesús, pero aún está pendiente de su culminación. Tarea que Jesús nos ha dejado como encargo.

Por eso me atrevo a decir: que la descripción que hace el evangelio hay que interpretarla de una manera simbólica. No es que Jesús “subiera” a ninguna parte, porque el cielo no es un lugar, sino una situación distinta: es estar junto a Dios; y Dios no está ni arriba ni abajo. Es una manera de hablar que significa que Jesús ya no está corporalmente entre nosotros. Su vida terrenal ya acabó. Lo mismo que terminará la nuestra, y tendremos la oportunidad de gozar de la cercanía de Dios. 

Por tanto, nos movemos siempre en el gran misterio de Dios, pero también en la virtud de la fe y de la esperanza. Jesús murió, resucitó y está en el cielo. Nosotros moriremos, resucitaremos y esperamos estar en el cielo. Jesús es el Hijo primogénito del Padre, que nos marca el camino. El camino es toda su vida. Para nosotros el camino es seguir a ese Jesús.

Que así sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario